A una hora aproximada de Marrakech, encontramos el valle del río Ourika, siempre admirando el paisaje del alto Atlas. Es una excursión típica y centro de descanso festivos para la población de la capital. Realmente las cascadas no son gran cosa, es más como bien dice mi amigo Evaristo, por lo intrincado y hasta peligroso de la subida pedregosa que hay hasta las misma para ver lo que son "son ganas de ver la chucha al mono", es decir que casi no merece la pena. Eso sí, el paisaje hasta llegar a las cascadas, de montañas del Atlas, picos con neveros, pueblecitos y casas beréberes camufladas en el entorno, y el río Ourika, es todo un espectáculo. Lo que más nos sorprendió a todos los del viaje fue el tema de como los chiringuitos de la zona (más de 12kilómetros), aprovechavan las orillas del río para instalar toda suerte de mesas, sillas, sillones, sofás, etc; algo curioso y muy pintoresco. También como aprovechaban el agua de los arroyos para hacer "frigoríficos naturales", que realmente solo refrescan pero no enfrían la bebida. En suma, la excursión por el valle del Ourika, se puede hacer si uno no tiene otra cosa más importante que visitar en Marrakech, que hay muchas, o le quedan 5 horas libres antes de coger el avión de regreso.
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